La foto gourmet (8)

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© Joseba M. Arginzoniz Martin

POEMA CI

La criatura de isla paréceme, no sé por qué, una criatura distinta.
Más leve, más sutil, más sensitiva. Si es flor, no la sujeta la raíz; si es pájaro, su cuerpo deja un hueco en el viento;
si es niño, juega a veces con un petrel, con una nube…
La criatura de isla trasciende siempre al mar que la rodea y al que no la rodea.
Va al mar, viene del mar y mares pequeñitos se amansan en su pecho, duermen a su calor, como palomas.
Los ríos de la isla son más ligeros que los otros ríos.
Las piedras de la isla parece que van a salir volando…
Ella es toda de aire y de agua fina.
Un recuerdo de sal, de horizontes perdidos, la traspasa en cada ola, y una espuma de barco naufragado le ciñe la cintura, le estremece la yema de las alas…
Tierra firme llamaban los antiguos a todo lo que no fuera isla.
La isla es, pues, lo menos firme, lo menos tierra de la Tierra.

© Dulce María Loynaz (Poemas sin nombre, 1953)

La hora

LA HORA

Si crees que ya es hora
despiértame del sueño en que te sueño,
corta el hilo
desovillado por un ciego
que nada unió ni sujetó.

Si crees que ya es hora
no te detenga el raso de la tarde
ni la lluvia cayendo en la alta noche,
ni la flor por cuajar ni la cuajada.

Si crees que ya es hora
toma mi corazón tan vanamente
aposentado y échalo a volar…

No será menos, creo yo, que el viento
o el ave que te canta en cada rama.

Poema: Dulce María Loynaz
Ilustración:
Sergejj Bizjaev