Pero qué aburrido es… ser un primitivo

Imposible no recordar aquellos años de adolescencia con este Rock del Primitivo. Hubiera preferido el video original, el que pasaban en Arcoiris Musical, pero nadie lo ha subido a Youtube.

Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar

Dalí sueño causado

"Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar", Salvador Dalí, 1944.

Inquietante y provocadora, la obra de Dalí atrapa desde el primer vistazo. Cuando creó «Sueño causado por el vuelo de una abeja en torno a una granada un segundo antes de despertar», el maestro ya había comenzado a cambiar de estilo, se inclinaba por una tendencia clásica en sus pinturas, pero sin dejar de lado el surrealismo.

Enormes espacios, felinos y elementos flotantes, tradicionales en su anterior etapa, se mezclan ahora con Gala desnuda, una delicada visión que contrasta con la fiereza de los tigres y la agresividad del fusil. En la parte inferior derecha del cuadro, como si no importara, está la abeja que vuela en torno a una granada.

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Violencia = placer

"Modern Life Is War" by Sandking

"Modern Life Is War" by Sandking

Un reciente estudio divulgado por la revista Biological Physiology revela que zonas del cerebro vinculadas a la recompensa se activan cuando las personas violentas abusan de otras.

Según expertos de la Universidad de Chicago, el estudio realizado entre adolescentes de 16 y 18 años mostró que en las personas que gustan provocar peleas y ocasionar daño se activan áreas cerebrales vinculadas al placer, la amígdala y el estriato ventral.

Hasta ahora se creía que los individuos agresivos experimentaban frialdad al ocasionar daño físico y emocional a sus semejantes, pero una investigación realizada por peritos de la Universidad de Chicago sugiere que sienten bienestar.

Los científicos esperan que los resultados de la investigación ayuden a tratar a muchachos con problemas de conducta. De los jóvenes que participaron en el estudio, ocho tenían inclinación a la violencia y el resto no presentaban ninguna tendencia a la agresividad.

A los voluntarios se les practicaron escáneres cerebrales cuando veían un vídeo en el que las personas experimentaban dolor por accidentes o provocado. «Cuando miraban el dolor infligido en otros, los jóvenes agresivos mostraron una activación específica y muy fuerte en la amígdala y el estriato ventral», escribieron los científicos.

En el grupo de participantes sin trastornos del comportamiento se activaron áreas del cerebro asociadas a la autorregulación, la corteza prefrontal medial y la intersección temporoparietal.