Publicidad con ganas (2)

To be or not to be… sexy

No tuve más remedio que acudir a esta opción, alternativa, variante, válvula de escape o como le quieras llamar… Tal vez un tanto censurable para tu gusto, pero me arriesgo. Que conste que lo hago por amor, sin que suene cursi o barato. Debiste tener más tacto al decirme ciertas cosas, para así yo tener más sensatez a la hora de responderte. ¿Que soy loco? Sí, todos tenemos un poco de temerarios y desenfrenados… Y no creas que lo hago para que mi ego ronde las nubes, no soy tan egocéntrico ni me creo la última cocacola del desierto –aunque me lo hayan dado a entender un par de veces.

Es que no me acostumbro a la idea de tu revelación de hace unos días. Yo soy más que un rostro de catálogo, que unos ojos de pasarela… Por eso he decidido «desvestirme» un poco más en este post para que me «veas» desde donde pudieran verme otros ojos. Sé que la «sexitud» es un concepto muy relativo, como la belleza, el bien, el mal, si el vaso está medio vacío/lleno… Una persona puede parecer sexy según los patrones y estereotipos de unos, pero a la vista de otros puede no serlo. Pero como a mí no me interesan los cánones de nadie, solo los tuyos, me aventuro a saber qué piensa la gente cualquiera –sin cualquierizar a nadie– que no me conoce, que se para en esta estación a descalzarse el calor, leer un periódico, tomarse un refresco, fumarse un cigarrillo –mal de su parte– o simplemente desconectar de su realidad…

Puede que me encuentre con peores descubrimientos en ti. No quiero pensar en ellos para no atraer la mala energía… Pero ¿y si resulta que no me amas tanto como piensas, y más bien amas la idea de tener una relación formal? Eso sin mencionar que te amas más de lo normal y me obligas a pensar que no hay cabida para todo este amor que vengo arrastrando montaña arriba. Podrías calificarme de infantil, pero nada impediría esta pueril estocada contra toda la mojigatería que te envuelve y que estoy dispuesto a desterrar de tu vida.

Por eso se me ocurrió, cual borracho que no piensa en lo que hace pero sabe el camino de regreso a casa, publicar esta inocente encuesta:

P.S. Este blog apoya el derecho a la libre expresión y no practica la censura…, mucho menos la autocensura.

Refrescador de pantalla

Este es un término que me causó risa y a la vez se anotó un punto a favor de mi autoestima. Surgió así, espontáneamente. En mi reciente viaje fui al teatro con viejos amigos. Uno de ellos me advirtió que un grupo de muchachitas estaba comentando, mientras esperábamos en el lobby, que yo era un «refrescador de pantalla». Me volteé a mirar y comprendí que estos seis pies de estatura y esta «cara bonita» no pasan desapercibidos. Y todavía yo soy capaz de dedicar tiempo a pensar qué hago poniéndome calzoncillos sexys y para qué regalarte un «estriptís». Siempre habrá candidatas deseosas…, modestia aparte.