La frase (97)

"Pearl" by Vladimir Kush

«¿De que sirve el ingenio cuando no nos divierte? No hay nada más fatigoso que un ingenio triste».
(Ivan Turgueniev)

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En el natalicio de Andersen

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Google adorna su página de inicio de hoy con cinco ilustraciones alusivas al 205 aniversario del natalicio del escritor danés Hans Christian Andersen, autor de inolvidables obras de la literatura infantil como La sirenita, El patito feo, El soldadito de plomo, Pulgarcita, La princesa y el guisante, La reina de las nieves, Las zapatillas rojas, El traje nuevo del emperador, El ruiseñor y El sastrecillo valiente. Sus famosos cuentos para niños –más de 160– han sido traducidos a más de 80 idiomas  y han sido adaptados a obras de teatro, ballet, cine, dibujos animados, juegos multimedia y reproducidas en escultura y pintura.

Una de las mejores representaciones es la que les traigo a continuación, Pulgarcita, realizada por Soyuz Mosfilm –el equivalente ruso de Disney–, estudio de animación fundado en la antigua Unión Soviética el 10 de junio de 1936. En otra ocasión me referiré a la era dorada de estos estudios y su incidencia en generaciones de cubanos que tuvieron (y me incluyo) la dicha de contar con excelentes producciones.

Los músicos de Bremen

Mientras navegaba por algunos portales de noticias, me tropecé con que una serie animada cubana, «Pubertad», tuvo gran éxito en Italia, en el festival anual Cartoon on the Bay, convocado por la RAI y en el que participan los principales estudios de animación del mundo. Bravo por el animado cubano, que siempre ha gozado de gran prestigio.

Hace tiempo había visto en Youtube muchísimos muñequitos «rusos» que pasaban en Cuba y de los que mi generación puede memorizar muy bien. Es chistoso porque de niños decíamos «muñequitos rusos» no importaba que no fueran rusos. En esa categoría caían casi todos los del ex campo socialista, por lo que en realidad podían ser checos, rumanos, húngaros, búlgaros, alemanes (la República Democrática)…

Eran animados mágicos que vistos ahora, al cabo de los años, encienden la nostalgia de manera muy especial. A diferencia de la mayoría de muñequitos estadounidenses, los «rusos» resaltaban valores éticos y humanos como la amistad y el compañerismo. Este que les traigo era uno de mis favoritos. No sé nada de ruso, pero la música es genial. Para ustedes, «Los músicos de Bremen»:

P.S. Recuerdo haberlos visto en el Cinecito, en el Bulevar de San Rafael, cuando daban aquellas tandas de muñequitos y era la gloria, porque eran en colores. ¡Cuántos recuerdos!