¡Felices fiestas y un venturoso 2012!

¡Felices fiestas!
(Ilustración: Stay-Young)

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Lo dijo un cantautor (24)

Polito Ibáñez (Foto: Iván Soca Pascual. Concierto de Silvio Rodríguez en Lutgardita).

LAS COSAS SIMPLES

Como un ave del otoño que se aleja sin regreso
como el sabor a cenizas, como un beso
como palabras prohibidas,
como el arco de tus cejas
como fotos amarillas, fotos viejas

Como un grito tras la puerta
como madrugada incierta
como duermen los luceros
como por tus pies mis dedos

Como palomas suicidas
como autos en la avenida
como las teclas de un piano
como flores del pantano

Como senos encendidos
como crimen y castigo
como el pájaro que vuela
como niños en la acera
como flota una gabarra
sobre las aguas del Sena
así son las cosas simples que me llenan

Como un ave del otoño que regresa desde el fondo
como se esconde el pasado en los escombros
como el golpe de la lluvia en la paz de los vitrales
como el misterio que envuelve las ciudades

Como las voces del puerto
como el roce de los cuerpos
como arena en el desierto
como el que esconde un secreto en el guardarropa
como algo mineral, labios contra el cristal
la niebla sobre el mar

Como un loco de la noche
espantado por el día
como habitan los enanos
un mundo de fantasías
como flota una gabarra
sobre las aguas del Sena
así son las cosas simples que te llenan

Oda a La Habana en su 489 aniversario

la-habana-de-noche

La Habana cumplió el domingo 16 de noviembre, 489 años. No ha dejado de ser esa capital encantadora con el toque místico y ancestral del que se han desprendido la mayoría de las capitales latinoamericanas, víctimas del desmedido afán de desarrollo. La Habana sigue siendo mágica, señorial, majestuosa, capaz de enamorar al más impasible mortal. Basta ver lo que escriben cantores, poetas, soñadores o simples turistas de paso.

SI NO EXISTIERAS

Qué sería de mí si no existieras,
mi ciudad de La Habana.

Si no existieras, mi ciudad de sueño
en claridad y espuma edificada,
qué sería de mí sin tus portales,
tus columnas, tus besos, tus ventanas.

Cuando erré por el mundo ibas conmigo,
eras una canción en mi garganta,
un poco de tu azul en mi camisa,
un amuleto contra la nostalgia.

Y ahora te camino toda entera,
te vivo toda hasta la madrugada,
soy el viento en tus parques y rincones,
soy ese sol que te acaricia el alma.

Ciudad de mis amores en el polvo,
bella ciudad de podredumbre y alas,
en ti nací realmente un mes de enero
cuando golpeó en tu pecho la esperanza.

Qué sería de mí si no existieras,
mi ciudad de La Habana.

(Fayad Jamís, 1984)

La inconfundible Xiomara Laugart canta lo que ya hoy se considera un himno a La Habana. «La negra de la voz de oro» hace estremecer con esta tonada a más de un habanero en el rincón del mundo donde se encuentre.

Hoy mi Habana viste lo mejor
y más coqueta que una flor
abre sus puertas y ventanas.
Ella se ha sentado en el balcón
abanicando la ilusión
de que esta noche sea amada.

Hoy mi Habana espera a un señor
mitad azúcar, mitad sol
con un clavel en la solapa.
Solo sabe que se llama Juan
o mejor dicho, Don San Juan,
dueño de la mitad de su alma.

Dime, corazón, qué debo hacer
con la ternura que adorné
con el collar de la mañana.
Háblame de amor,
que hoy es el día de los dos.
El sentimiento fue a pasear en barca…

Llegue este breve homenaje a La Habana, esa Habana de todos los que habitan en ella y todos los que la habitamos desde la distancia. Te amo y nunca has dejado de hacerme falta.

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P.S.: Esta foto es de agosto de 2008. Al fondo, a mi derecha, el parque Máximo Gómez, con una estatua del Generalísimo. Y vean lo que son las casualidades de la vida, él nació en Baní, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836 y falleció en La Habana el 17 de junio de 1905. Yo también nací un 18 de noviembre y cumplo hoy 36 años. A mi derecha, la entrada de la bahía, con el faro del Morro, uno de los símbolos de la ciudad.