El cartel (40)

Si seguía dejando este post sin publicar, iban a seguir pasando los meses y acumulándose carteles para compartir. En lo que armo otra sección, los dejo con estas propuestas que he visto de noviembre a la fecha. No lo había hecho antes, pero voy a probar calificarlas desde el punto de vista muy personal de quien escribe, sobre una puntuación de 5. Ya sé que las películas no son hoteles, que de acuerdo con el número de estrellas, así es su calidad. Para estar a tono con el título de esta bitácora, les daré abrazos.

Dirigida por Alain Corneau y protagonizada por Sylvie Testud, esta genial comedia franco-nipona de 2003 es una delicia. Basada en la novela de Amélie Nothomb, "Estupor y temblores" narra los infortunios de Amélie, una joven belga que regresa a Japón –donde vivió los primeros cinco años de su vida–, para cubrir el puesto de traductora en una gran empresa. Calificación máxima: cinco abrazos. (AAAAA)

El director español Fernando Trueba apuesta por la animación para contar esta historia que hace homenaje a la gran música cubana. Chico y Rita viven un apasionado romance en la Cuba de finales de los años cuarenta. Emoción extra para los que nacimos en la isla y la música de Bebo Valdés nos llega al alma. Es lamentable que no haya ganado el Óscar este año. (AAAA½)

¿Abundarán los niños con las capacidades de la protagonista de "El erizo"? Paloma, desencantada de este mundo, es una niña superdotada de once años y con un plan secreto. La novel directora Mona Achache invita a la reflexión pero sin aburrir, con un humor sutil e inteligente. Habrá que leerse el libro de Muriel Barbery para constatar si la adaptación cinematográfica es buena o no. (AAAA)

La ópera prima de Javier Fuentes-León plantea la temática gay con una historia que tiene como escenario el realismo mágico latinoamericano. Es una película sobre el verdadero significado de "ser hombre", que no se encuentra en los partidos de fútbol con los que se pretende criar a un niño para que sea "varón", sino en la valentía y el coraje. (AAAA)

Me sucedió que me quedé con deseos de ver más, de seguir adentrándome en las subtramas de la medianoche. Pero Woody Allen sabe dónde parar y nos entrega la dosis exacta de pinceladas. No por gusto ganó este año el Óscar al Mejor guion original. Creo que es la primera vez que soporto a Owen Wilson como actor. (AAAA)

No sé si la agradable y extraña sensación que me quedó luego de ver esta película de Mike Cahill fue por lo fascinante de la historia o por la protagonista, la hermosa y prometedora Brit Marling. Aunque la idea de los universos paralelos está gastada, "Another Earth" es una nueva manera de entender el cine fantástico. La banda sonora es de lujo. (AAAA½)

Hay algo que nunca va a cambiar en Almodóvar, y es su compromiso con lo controversial, no importa el género del que se trate. En este melodrama de ciencia ficción el director manchego no pone reparos en obligar al espectador a traspasar los límites de la perversión. Minimalista, desconcertante y radical, que hiere sensibilidades. (AAAA)

Ana Belén es como el Rey Midas, todo lo que toca se convierte en oro. Al menos esa es mi opinión, que vengo siguiendo su carrera musical y cinematográfica desde hace buen tiempo. Esta es una historia sencilla, sin rodeos, una comedia triste, como la vida misma, pero positiva. Es de esas películas que hacen que la vida valga la pena. (AAAAA)

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El cartel (10)

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«Los abrazos rotos» es lo nuevo del director español Pedro Almodóvar. Al parecer, la película protagonizada por su actriz fetiche Penélope Cruz no ha tenido la mejor acogida por parte de la prensa y los fans. Algunos ya la ponen en la lista de sus peores producciones. Habrá que verla para juzgar por nosotros mismos.

Este es el primer papel de Pé desde que ganó el Oscar por «Vicky Cristina Barcelona», por lo que todos los ojos están puestos en ella. También habrá que ver si es cierto que copia el estilo de Audrey Hepburn, otra de las críticas que ha recibido la ex novia de Tom Cruise. Ya hablaremos cuando la estrenen en Santo Domingo. Hasta entonces.

El cartel (2)

Llega el cineasta manchego Pedro Almodóvar a esta sección con varios carteles de sus películas. Algunos son de otros países, lo que los hace más interesantes, por la tipografía y las características de otras lenguas. De Los abrazos rotos, en fase de posproducción y con fecha de estreno a principios de 2009, encontré un cartel que no debe ser oficial. Por eso prefiero no incluirlo.

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03hable

06todo
13kika

09flor

29deseo

34laberinto

Pertenecen a los largometrajes  Volver (2006), Hable con ella (2002), Todo sobre mi madre (1999), Kika (1993), La flor de mi secreto (1995), La ley del deseo (1987) y Laberinto de pasiones (1982).

En su blog, cuyo link remití al principio de esta entrada, Almodóvar dedica unos párrafos a Junot Díaz:

Me gusta esta palabra, egotríptico, acabo de inventármela. Esto me recuerda al último Premio Pullitzer, “La increíble historia de Oscar Wao” del escritor dominicano Junot Díaz. En esa novela sí que hay un verdadero lujo de “palabrerío”. Es la novela que mejor representa, para bien, los nuevos frutos lingüísticos nacidos de la mezcla viva y legítima del lenguaje caribeño con el inglés americano. Y no me refiero al spanglish.
En el premiado libro del dominicano no hay nada tipo “llámame pa trás” (call me back) en vez de “devuélveme la llamada” o simplemente “llámame tú”, ni “controversial” acentuado en la última a, en vez de “controvertido”. Tal vez me equivoque, pero muchas de las expresiones típicas del spanglish son el resultado de una pereza descomunal.

En “Oscar Wao” el espectáculo son las palabras. El lenguaje que Junot Díaz emplea está plagado de términos nuevos, inglés dominicanizado, que suenan maravillosamente. Qué exuberancia, por Dios!

Party whatcher- Pariguayo.

Por ejemplo, “pariguayo” (mi rebelde ordenador se empeña en poner “paraguayo”). Viene del inglés “party watcher” y se refiere a esos chicos con tantos kilos como complejos, que en los guateques tienen que conformarse con ver bailar y divertirse a los demás, mientras ellos se sumen en la melancolía y la frustración.
¿No es una palabra maravillosa, pariguayo? Además suena a lo que significa.