Eva y Diana

EVA EN EL TEMPLO

Eva en el Templo
de Éfeso,
indagando con Diana.
Una a la otra se dicen
maravillas.
No se sabe quién caza y quién propone.
¡Quién pudiera escuchar esas palabras!
Pero parecen dulces
por los suaves
movimientos del alba:
la noche es un secreto
que no tiene testigos.
¿Qué fue primero
el huevo o la gallina?,
¿fuiste tú la primera
en ser tentada?
Sí, responderá Eva.
No contestará Diana.

Este poema pertenece a Eva en el páramo. Tomado de: Diana María Ivizate González: Paisajes de Mujer / Womanlands. Traducción al inglés de Steven Reese. Editorial Verbum, Madrid, 2010.

La cazadora en seis tiempos...

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La frase (136)

«A veces nos volvemos locos porque olvidamos que somos diferentes, porque el amor no es una competencia para que cada uno supere la fuerza del otro, sino una cooperación que necesita de esas diferencias».
(Richard Bach)

Monólogo del Salmón


El hombre se sigue aferrando a lo intangible, a un Dios que no ha hecho nada por evitar masacres y mutilaciones. A mí que no me anden con infantilismos, ¡yo quiero señales!, no solo pelos. Pero nos gusta ser pueriles y precisamos una justificación por barata que sea. Me voy por la opción del calvo Silvio, también prefiero hablar de cosas imposibles, de lo posible ya se sabe demasiado. Amén.

(Otro fragmento de la novela Salmón al horno).

© Adrian R. Morales