Gente de Casandra
marzo 25, 2009 10 comentarios
Gente de talento, gente sin talento, gente de alcurnia, gente de orilla, gente gente, gente menos gente… Mucha, mucha gente de variada procedencia y disímiles intenciones abarrotó los dos eventos más sonados de la noche del 24 de marzo: la ceremonia de entrega de los premios Casandra, en la sala principal del Teatro Nacional, y el «after party» –en inglés, porque al parecer así suena más glamoroso–, celebrado en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua.

Adrian de la "jungla"
Porque había de todo, para escoger y «para llevar». Y tú te preguntas ¿cómo entraron, quién les dio el pase, cómo se acreditaron, qué pintan aquí? No es un misterio. Unos van a dejarse ver, con un cartelito invisible que grita «yo existooooo»; otr@s a lucir atuendos de alta costura y exóticos accesorios; otros son asiduos a cuanto bonche se anuncia, es casi patológico; no pueden faltar esos que se escabullen entre la variopinta jungla en busca de un estatus y de aparecer en las fotos de las sociales; algunos son verdaderos seguidores de sus artistas, y otros están más perdidos que una vaca en un cine.
Cada vez me convenzo más de que cualquiera puede estar en los medios de comunicación, todo es cuestión de suerte –siéntete libre de entender conspiración o brujería–, zancadillas, dinero –poderoso caballero– y quién sabe qué otros insospechados ingredientes. ¿Dijiste talento? No, eso va en un segundo plano, o simplemente no va. Dicen por ahí: cría fama y acuéstate a dormir, lo que se traduce en: dime cómo te llamas y te diré qué nivel de fama-notoriedad-influencia has alcanzado. ¿Volviste a decir talento? No, eso no es indispensable.
Ah, los premios… Sí, hubo una entrega de premios anoche, dicen que la más importante del país. ¿La de mayor prestigio? Bueeeeeno… Sí, varios ganadores repitieron por segunda o tercera vez consecutiva. O sea, es lo mismo de lo mismo de lo mismo, menos el Soberano, que lo van rotando cada año. Algunos de los triunfadores reincidentes se lo merecen, son tan buenos que no tienen competencia, como el gran Juan Luis Guerra. Una pregunta, ¿en este país solo hay dos cantantes solistas en ambos géneros, y tres actrices de cine, y dos programas de humor? Qué triste, apenas hay una cantante lírico.
La alfombra roja. Sálvese el que pueda, el que empuje más, el que mejor defienda su posición, el que más le vocifere al artista… Ese sin dudas consiguió las mejores fotos y hasta alguna que otra declaración en exclusiva. Y no te metas con tu colega o te pueden zumbar un trípode por la cabeza. Jajajaja, eso no llegó a suceder, pero no faltó nada para que dos representantes de la prensa se fueran a los puños muy cerca de mí. Palabras hubo.
El espectáculo. No estuvo a la altura de una celebración de 25 aniversario. A veces incoherente, con notables baches, un tanto aburrido e insípido, salvo el homenaje a Johny Pacheco y el segmento de merengues de los 80. La escenografía elegante. Muchos asientos vacíos. Eso a juzgar por lo que nos dejaban ver en la sala de prensa. República Dominicana no es solo bachata y merengue. ¿Por qué no incluyeron un segmento con los rockeros, que no son pocos y derrochan talento? ¿Por qué no aprovechar la oportunidad de contar con cuatro artistas extranjeros? Paloma San Basilio, Cristian Castro, David Bisbal y Daddy Yankee. ¿Qué hacía falta para que alguno de ellos cantara? Cantó Karina Pasián, desconocida para el gran público pero «dominicana destacada en el extranjero».
La sala de prensa. Si alguien alguna vez quiso saber cómo era un gallinero por dentro, este fue el mejor momento. Torpe coordinación entre traer a los premiados y manejar el audio que nos informaba lo que estaba aconteciendo en la sala principal. ¿Estos son los medios dominicanos, o una parte de la chusma que prolifera en el sector? ¡Cuántas preguntas tontas! ¡Cuánto egocentrismo! ¿Qué impresión se habrá llevado el colega de Honduras –no del sector Honduras del Norte, en el 8 y medio de la Carretera Sánchez– que estaba cubriendo el evento?
El «after party». Buena música para desconectar, buen sonido, bebidas, picaderas, una impenetrable área VIP, muchas infiltradas con un notable parecido a las «flores nocturnas» que rondan el Jaragua en busca de clientes, mucha gente de decoración, gente frívola, de bolsillos llenos y cabeza vacía, gente intrascendente, gente de Casandra.
Sembraron un abrazo: