La frase (77)

"Humble Gift" by Marielliott

"Humble Gift" by Marielliott

«La humildad es la piedra fundamental en el desarrollo del carácter. Sin ella, todos los otros rasgos, por más espirituales que parezcan, serán enormemente defectuosos».
Jabad Lubavitch

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Carta de José Martí a María Mantilla

Martí y María MantillaJosé Martí, el Héroe Nacional de Cuba, murió en combate un día como hoy del año 1895. Sólo tenía 42 años. Ese día en que las balas españolas lo alcanzaron llevaba en el bolsillo de su chaqueta una foto de María Mantilla.

María Mantilla es la protagonista de sentidas y tiernas cartas que escribió el Hombre de la Edad de Oro. Era hija de Carmen Miyares de Mantilla y de Manuel Mantilla Sorzano, matrimonio que tenía una casa de huéspedes donde Martí vivió cuando llegó a Nueva York.

Estas cartas han sido motivo de controversia. Algunos estudiosos de la vida y obra de Martí ven a María Mantilla como su hija y no de Manuel Mantilla. Más allá de la controversia que genera esta parte del epistolario martiano, las cartas dedicadas a María están cargadas de una paternidad espiritual incuestionable y una ternura mayúscula, como si hubiera tenido la certeza de que ya no se volverían a ver.

Como trágica y lírica se puede considerar su última carta a María; podría decirse que se despedía de ella. Aunque la que les dejo a continuación no fue la última, está fechada dos meses antes de morir Martí:

[Cabo Haitiano, marzo de 1895]

Mi María:

¿Y cómo me doblo yo, y me encojo bien, y voy dentro de esta carta, a darte un abrazo? ¿Y cómo te digo esta manera de pensarte, de todos los momentos, muy fina y penosa, que me despierta y que me acuesta, y cada vez te ve con más ternura y luz? No habrá quien más te quiera; y sólo debes querer más que a mí a quien te quiera más que yo.

¿A que de París, de ese París que veremos un día juntos, cuando los hombres me hayan maltratado, y yo te lleve a ver mundo antes de que entres en los peligros de él, a que de París vas a recibir un gran recuerdo mío, por mano de un amigo generoso de Cabo Haitiano, del padre de Rosa Dellundé? Yo voy sembrándote, por donde quiera que voy, para que te sea amiga la vida. Tú, cada vez que veas la noche oscura, o el sol nublado, piensa en mí.

En mi nombre visita a Benjamincito, y a Aurora, y a Mercedes, a quien escribiré antes de salir de aquí, y ve con ella a llevarle flores a mi pobrecita Patria. Que tu madre sienta todos los días el calor de tus brazos. Que no hagas nunca nada que me dé tristeza, o yo no quisiera que tú hicieses. Que te respeten todos, por decorosa y estudiosa. Que entiendas cuánto, cuánto te quiere

Tu

Martí

Y ¿esa oreja de mi leal Ernesto? Le mando un beso, allí donde se le heló, tú se lo das.

Obras Completas, Vol. 20, p. 215. Cotejada con el manuscrito original.

Ocultas fragancias que golpean

Hoy les traigo tres poemas de Diana María Ivizate González (Pinar del Río, Cuba, 1972). Me ha colmado de alegría saber que mi buena amiga -del aula 11, de los dulces de naranja agria de Guanabacoa-, ha publicado otro poemario, Hallar el sitio (Editorial Homagno, Miami, 2008). Mientras nos llegan los nuevos versos, disfrutemos de estos, pertenecientes a Ocultas fragancias que golpean (Valencia, 2002):

alas_by_torechu

"Alas" by Torechu

Las alas

Duende, espera a mañana, por favor,
mañana salgo de mi caparazón:
romperé tus amarras y le diré al verdugo
que no te obligue más a este paisaje,
te secaré los ojos
y te pondré las alas.
Te amaré cerca o lejos de tus viejos grilletes
y besaré tu vuelo que de infeliz detuve
mientras tejo.

"Inner Time" by Cybergranny

"Inner Time" by Cybergranny

La sonrisa

Aquí donde me ves,
no soy quien piensas,
te estoy llamando a gritos desde adentro,
te miro y te sonrío
y no me oyes
pero por dentro grito, hasta que tiemblas.
Aquí donde me ves,
nada imaginas,
de estos largos lamentos de mi alma,
de esta mano que agito sin respuesta
cuando te digo adiós y me despido
con la sonrisa viva,
el alma muerta.

"Evening Dreamer" by Ninquelen

"Evening Dreamer" by Ninquelen

El paso de un ángel

Poseída por ti,
alma que pasas sin saber qué has hecho,
un roce de tus alas ha bastado
para tirar abajo mi universo,
pedazos que se rompen sólo siento,
las mariposas mueren contra el techo
los manantiales sólo han sido charcos,
la luna un viejo espejo;
siento como se rompen los cristales,
otras almas se quedan a lo lejos,
debajo de estos escombros pasajeros
que van cayendo
sólo a ti veo.

«Ocultas fragancias que golpean es un testimonio íntimo y vehemente de los últimos años de la autora en su país natal, Cuba, que se completa y culmina con su llegada a España. Nos encontramos ante un libro que aúna veintiséis poemas, en los que se expresa una sensibilidad que seduce por su coloquialismo confesional que otorga una rápida complicidad con el lector. La pasión existencial que se desprende de cada uno de sus textos nos da la historia de un exilio espiritual donde el amor y la soledad inspiran la poesía».