La frase (94)

"Pasionata Opus 4" by Elamantehablabajito

«La excitación es el fundamento del erotismo, su enigma más profundo, su palabra clave».
(Milan Kundera)

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La masturbación, el arte del autoerotismo

Cayena.com.do

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«La masturbación, el arte del autoerotismo» es el artículo que exhibe la revista Cayena en su portada de hoy:

Al acto de la masturbación se le han adjudicado tantas enfermedades que si las enumeráramos perderíamos un tiempo valioso, tiempo que podríamos invertir en darnos placer a nosotros mismos. No ponga esa cara. Hace mucho que esta práctica dejó de ser vista como prohibida e inmoral y ya nadie cree esos mitos de que provoca ceguera, idiotez, espinillas, parálisis y un sinfín de absurdos padecimientos. Hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) la defiende como una actividad saludable.

Hoy no es tan delicado y engorroso hablar de la masturbación. Sin embargo, no ha dejado de ser un tabú y todavía entra en conflicto con las nociones morales y religiosas de algunas personas que se niegan a aceptarla como un sano antídoto contra la tensión, el estrés, la baja autoestima y la soledad, por citar varios de sus múltiples beneficios.

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Me desordeno, amor, me desordeno

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

El otro día te prometí un poema que tiene que ver contigo… de alguna manera. Aquí lo tienes, con seno y todo. La autora, Carilda Oliver Labra (Matanzas, Cuba, 1924), es una de las voces más altas de la poesía hispanoamericana. Con este poema escrito en 1942, a sus 18 años, escandalizó a la sociedad cubana de la época, a tal punto que el obispo de la ciudad fue a verla para exigirle que se retractara de semejante audacia. Pero el erotismo era algo natural para Carilda, quien no conoce de reglas ni moldes. No en vano Hemingway fantaseó con ella. Las palabras que le dedicó Miguel Barnet podrían resumir la obra de esta genial poeta: «Sin ortodoxia, pero plena y desenfadada, sin purismos; más bien impura como la esencia misma de la vida, su obra se inscribe en la marginalidad de lo híbrido y lo imperfecto, de lo anticonvencional y lo raro». Entre sus libros de versos sobresalen Al sur de mi garganta (1949), Memoria de la fiebre (1958), Versos de amor (1963), La ceiba me dijo tú (1979), Desaparece el polvo (1983), Calzada de Tirry 81 (1987), Se me ha perdido un hombre (1993) y Discurso de Eva (1997).

¿Rostro equivocado?

Hoy no me he atrevido a escuchar ninguna canción de amor, hoy todo se ha impregnado de ti, hasta mi ropa… Me desarmas con palabras y conjeturas que se me clavan como dardos, con revelaciones que ensombrecen mi semblante. Mi semblante, la gran revelación… Claro, abajo la censura. Podemos decirnos cualquier cosa. De acuerdo. Pero desde aquella madrugada me he quedado con una idea en la cabeza. Fue intrigantemente chocante escucharte decir que lo que más te gusta de mí es… mi cara. Aun así, gracias por la dosis de halago que encierra esa confesión.

Eso me hace pensar ahora que la situación es más complicada de lo que parecía. Es inquietante para mí vivir con la eterna duda de no saber si no sientes otra atracción por alguna otra región geográfica de «tu abrazador», si la llama de la pasión se encenderá en ti alguna vez, si nunca te darás cuenta de que soy un amante desenfrenado y que privarme de esa sana fuente de placer es ponerme una pistola en la sien… A propósito, no soy un depravado ni obsesivo con ciertas zonas de tu cuerpo, ni determinadas técnicas amatorias, ni mucho menos me paso el santo día pensando en eso. Te estás llevando una imagen distorsionada de mí. Es tu desgano y apatía –por decirlo de alguna manera– los que habría que poner en tela de juicio.

¿Para qué tantos tabués, prejuicios…? Entre cuatro paredes, o en el baño, nadie sabe lo que hacemos, que no es malo, al contrario, es dar rienda suelta a la capacidad erótica humana de dar y recibir placer, que para eso estamos hechos. Tienes que asimilar que todo se complementa. Yo sé que la vida sexual no es solamente la genitalidad, el proceso también involucra relaciones afectivo-sexuales, sensaciones de placer, físicas y síquicas que elevan al ser humano, lo hacen pleno. Pero como estamos en diferentes niveles de enamoramiento, los puntos de vista difieren.

¿Qué puedo hacer? Dime tú. ¿Cuánto más se puede resistir, no enloquecer? ¿Qué quieres de mí? Hoy necesito un abrazo, pero un abrazo que me llegue al tuétano y me derrita las ganas de evaporarme…