En el Día de las Madres

Hay momentos mágicos en la vida que nada hará que los olvidemos.

En la vida hay momentos mágicos que nada hará que los olvidemos.

En buena parte del mundo se celebró hoy el Día de las Madres, menos en República Dominicana. Eso no impidió que desde este lado del hilo telefónico le comunicara a la autora de mis días, en La Habana, lo mucho que la quiero y la extraño. Esos momentos no tienen precio y son el mejor regalo que dos seres que se adoran se pueden dar.

sam y yeniEse tríptico es de mi visita a Cuba en diciembre. Nos divertimos mucho bailando salsa y merengue, cantando y riéndonos etre sorbos de vino de caña, vino de piña y cerveza Bucanero, y chicharrones de puerco.

Mi hermano hasta sacó unos pasos de bailarín de Tropicana que tenía debajo de la manga. No crean que para conquistar a la hija de Yenima, pues ella está comprometida y se casa este año. A la derecha, la prueba del delito. No es coincidencia ni parte de la coreografía, la vestimenta es así a propósito. Compré dos «pulovers» de la misma marca: el naranja para mí y el rojo para mi hermano. Esos días de finales de diciembre y principios de enero, aunque no fueron fríos, sí sopló una agradable brisa. Y yo aproveché para llenar mis pulmones de brisa habanera, de familia, de dicha.

Para hacer más festivo este post, quiero traer un tema que mami solía entonar cuando yo era chiquito. Hubiera querido «La tarde está llorando», por Sonia Silvestre, pero no sé por qué razón nadie ha subido a Youtube un video de calidad. Podría dedicarle una canción de Bonney M, Abba, Jeanette –»Porque te vas»–, Lolita, Serrat, Ana Belén…, pero me voy por esta de la italiana Raffaella Carrá, «Rumore», un clásico de la era disco. Una confesión: de niño estaba enamorado de la Carrá.

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