No a la cementera

no a la cementera

El Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado ayer en todas partes del orbe, sorprendió a República Dominicana involucrada en una discusión que viene haciendo noticia hace días: la construcción de una cementera en las inmediaciones del Parque Nacional Los Haitises. Hasta la Iglesia Católica dejó su fama de retrógrada y se ofreció a mediar en el conflicto.

Las manifestaciones de protesta no han cesado. A la protagonizada ayer en la mañana frente a la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, se suman las que llevan en el país organizaciones ecologistas, sociales y juveniles, como los grupos La Revuelta, La Multitud y Toy Jarto, conformados por jóvenes que desde hace más de dos semanas mantienen un campamento en la comunidad de Gonzalo, próxima al área donde se empezó a construir la cementera.

Los Haitises, una de las regiones de mayor importancia endémica para el Caribe insular, tiene una especial particularidad, debido a su estructura y formación kárstica, ya que de acuerdo con sus características geológicas y geomorfológicas, su mayor aporte al sistema hídrico es a través de abundantes corrientes de aguas subterráneas capaces de producir más de mil millones de metros cúbicos de agua, fundamentales para la sostenibilidad de seis provincias, incluida la propia capital dominicana.

La colega Elsa Peña Nadal, en un excelente artículo publicado en almomento.net, aporta más datos sobre la importancia de Los Haitises y las implicaciones de no preservarlo. «De este carso emanan 147 ríos y arroyos que alimentan varios acueductos en uso, y la construcción de una fábrica de cemento resultaría desastrosa para la conservación de esta colosal formación».

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Hacer concesiones

Dicen que las diferencias de opinión en una pareja pueden ser garantía de duración. Yo no lo dudo, pero no creo que tal garantía esté siempre presente. Hay concesiones y concesiones. Cuando esas concesiones atentan contra la salud de la relación, hay que revisarse. Hasta las parejas más unidas tienen choques imposibles de evitar. ¿Qué decir entonces de las parejas que están en pañales, como nosotros?

Incluso después de años de convivencia, casi todas las parejas discuten por los mismos motivos una y otra vez. Puede parecer frustrante, pero preocuparse por cómo evitar el próximo enfrentamiento no es la mejor solución. Las situaciones hay que afrontarlas, darles la cara y analizar los puntos de vista de ambas partes. No es cuestión de superar esas situaciones, sino aceptar la necesidad de discutir y ventilar cuando sea preciso para suavizar los conflictos y evitar males mayores que puedan conducir a la separación. 

Si no entendemos el concepto de pareja, vamos mal. ¿Pues para qué las personas se juntan, para qué buscan la supuesta alma gemela, la tan llevada y traída media naranja? La pareja es el fruto de la suma de las características de las dos personas. Por eso es tan necesario conocer las manías, vicios, gustos, deseos, aspiraciones, objetivos, temores, traumas y tabúes de nuestra pareja, para saber si podemos tolerar, sobrellevar y convivir con estas características, sin crearle problemas al otro y a nosotros.

¿Pero qué pensar cuando –lejos de avanzar hacia el estado ideal de relación– se acumulan más y más situaciones no resueltas, exigencias, limitaciones, frenos? ¿Cómo sentirme feliz, pleno, realizado…, si a la pared que estoy escalando le pones nuevas líneas de ladrillos y concreto? No me hagas caso a mí, yo puedo estar equivocado. Puedes buscar ayuda profesional, un terapeuta que te hable desde afuera y te arroje luz sobre egoísmos, concesiones, entrega, tolerancia, aceptación, prejuicios, autocensura, trastornos sexuales y todo cuanto se te ocurra. Pero eso sí, no dejes nunca de escuchar a tu corazón, por más cursi que pueda sonar.

P.S. ¿Pensaste que no te iba a agradecer el toque especial de anoche? Gracias, tú sabes cómo volverme loco. Viva el helado de pistacho.