Hay cakes y cakes

Ya no se escatima excentricidad y talento a la hora de crear un cake, bizcocho, torta, pastel –o como se diga en la latitud en que te encuentres– a la hora de celebrar un cumpleaños temático, una boda u otro evento que de seguro pasará a la historia.  Estos apetecibles y no tan apatecibles dulces hablan por sí solos.

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Con la convivencia a cuestas

Cayena.com.do

Cayena.com.do

Cayena comienza la semana con un interesante artículo de Franz B. Comarazamy, sobre el difícil arte de convivir, un aspecto de la vida de muchas personas que comparten el mismo techo con otras generaciones, pero que en resumidas son la familia.

Aunque en la actualidad tiende a escasear el modelo familiar que reúne a tres generaciones bajo un mismo techo, la convivencia de padres, hijos y nietos es un tema que no pasa de moda. Cuando por alguna razón resulta difícil demostrar respeto y tolerancia a los demás miembros de la familia, surgen los conflictos y el hogar se transforma en un campo de batalla.

Belkis vive con sus padres, sus abuelos, su hermana mayor y sus tres sobrinos. A sus 25 años ha pensado en más de una ocasión emprender camino por su cuenta, lejos del hogar paterno, pero el fruto de su trabajo apenas le da para pagarse los estudios universitarios. Mudarse sola aún no es una opción. No le queda otro remedio que adecuarse a vivir en un apartamento con su numerosa familia, en medio de choques generacionales.

Puedes leer el artículo completo en la sección Planeta Mujer de Cayena.com.do. (Ilustración: Leticia Ceballos)

I´m your sugar daddy…

Hoy es de esos días ricos para amelcocharse en casita, oír musiquita y hacer cositas… Tú sabes qué cositas, pues ya hemos tenido días así. Ahí están los chocolates esperándote, el nuevo disco que te quemé y nueva ropa interior que me acabo de comprar. Solo faltas tú, y no es cliché, es que solo faltas tú, coño…

Te dejo con «Sugar Daddy», del grupo Yerba Buena. I know, estoy alegre, a pesar de la lluvia, los truenos y el aguacero que me cayó cuando salí del Supermercado por no llevar la sombrilla. ¿Ya vienes?

Feliz segundo mes


¿Sabes qué día es hoy? Hoy se cumplen dos meses de habernos visto, besado y tocado por primera vez… Bueno, ya todo el mundo sabe que fui yo quien te tocó, pero tú no perdiste tiempo en aprovechar mi boca y llevar mi mano hasta tus pezones y entre tus muslos… El caso es que han pasado 61 días desde aquella noche en que las estrellas fueron testigos sordos de exploratorios besos y gemidos casi incontrolables. Ahora no sé por qué me viene a la mente esa canción de Álex Ferreira, «Yo soy de la noche»:

me regalas la luna
me quitas dolor
intercambiamos fluidos
intercambiamos sabor
prefiero la noche
yo soy de la noche
y si encuentro un gemido en tu corazón
blasfemo un llanto en nombre del sol…

No sé a ti, pero a mí se me ponen los pelos de punta, sí, todos… Y mucho más cuando pienso en las cosas que han sucedido en estos dos meses, lo que hemos vivido juntos, alegrías, revelaciones, estremecimientos, orgasmos, locuras de muchos tipos. También lágrimas y muchos, muchos abrazos. Gracias a ti me he sentido más vivo, he reconquistado estados que creía perdidos, he bailado la danza de los agraciados… Tengo tanto que decirte que las palabras no me alcanzarían. Mírame. Soy alguien que te necesita desde siempre y en este preciso instante. Soy alguien que no se conforma con rozarte y bañarse con tu aliento seductor, quiero tu palabra cálida, tu noble mirada con que descifras mis señales, tu inocente sorpresa cuando te hago el amor, tu explosión desmedida ante el tacto certero de mis sentidos… No sé aun cuál sea tu disposición a dejarme anidar en ti, yo solo sé que quiero vivir colgado de tu pureza y tus ansias infinitas. Quiero habitar en esas células desde donde emana tu amor. Desde este pergamino de confidencias te regalo mi capacidad de amarte, de luchar por ti y porque me sigas concediendo tus asombros…, pero sobre todo te regalo mi mapa para que siempre sepas llegar a mí, a mi luz, al centro de esta caja torácica que aprisiona versos, un alma blanca y un corazón de chocolate que late –late, late, late– por ti. 

P.S. Aquí te dejo esta chocodelicia, porque no puede ser de otro sabor.

Lluvia + gris + chocolate = hacerte el amor junto a la ventana

El día está para cerrar las puertas del mundo y enclaustrarnos en mi cuarto a devorarnos lentamente mientras la lluvia destila su música sobre los toldos de zinc. Empujarte, así, en cámara lenta contra la pared y desabrochar cada botón y bajar cada zipper que se te ocurra traer… Lo tengo todo muy bien pensado, hasta los chocolates. Desde que empezaron las lluvias hace dos días me has dado pistas de lo que te gustaría hacer conmigo, y yo feliz, preparando el terreno. Quiero que nos atemos los cuerpos con la total libertad del espíritu, la complicidad de las razones, la soltura de dos almas despojadas de temores. En estos días hay poesía en todo, en especial en ti, desde los profundos horizontes de tus ojos inquietos hasta los finos dedos de tus pies que mi saliva quiere humedecer… Hoy quiero imbricarme contigo más allá de lo tangible, la vida nos acostumbra a existir y llega un momento en que dejamos de ver la magia que nos circunda, el latir de un día como el de hoy, gris, que ha puesto su empeño en regalarnos un abrazo denso, como los orgasmos a los que alguien les cantó en alguna canción. No digas nada. Deja que sea yo quien escudriñe los recovecos de tu presencia y te invite al claro de mi bosque y tendidos en la yerba encendamos el fuego de la consumación. Solo faltas tú.

P.S. I got a little surprise for you… Wanna see it?