«Es adagio que río que crece de súbito, crece con aguas turbias. Y el torrente estruendoso deslumbra, se despeña, salta, devasta, mas no hace buenas las tierras comarcanas, como el agua serena del arroyo. El azar, como Saturno, devora a sus hijos. Los hijos de Ceres y de Jano, de la agricultura y la paz, duran más que los hijos de Saturno.
(José Martí)
La sorprendente historia de un niño estadounidense de tan sólo seis años que supuestamente había quedado atrapado en un globo de helio que alcanzó los 3.000 metros y luego se precipitó a tierra por pérdida de gas, tuvo un final feliz. Muchos daban al chico por muerto, pero Falcon Heene, por fortuna, nunca subió a aquel globo. Se había quedado escondido en el altillo del garaje de su casa por miedo a que le castigaran por haber estado jugando junto al artefacto. (Lee más en la edición de hoy del periódico El País).
Richard Heene es científico y «cazador de tornados». Su esposa y sus hijos participan activamente de sus búsquedas científicas que avalen sus teorías sobre la gravedad. Forman una familia aventurera que vive ligada a los riesgos. Mayumi, la mamá de Falcon, dice ser síquica y asegura que puede hablar con los muertos. (Más datos sobre esta peculiar familia en Terra.com.ar).
No es que lo hubiera olvidado. Pero fue pasando el tiempo y las responsabilidades, el trabajo y demás me alejaban de mi promesa de referirme al concierto de Café Tacvba en La Habana, el 9 de junio pasado. Y hasta un bonus pongo, encontré un videito que grabé sin muchas esperanzas de que se saliera «nítido».
Fue un privilegio ver a los tacvbos en mi terruño, a sólo unos meses de haberlos conocido y verlos tocar en vivo en Santo Domingo, como parte de su gira internacional «20 años-20 ciudades», a propósito de la celebración de sus dos décadas de vida.
La vida es chiflar.
En el concierto, realizado en la Tribuna Antiimperialista, en la capital cubana, en el emblemático malecón, miles de jóvenes se congregaron para disfrutar de pura energía y euforia contagiosa. Los mexicanos se lucieron, no escatimaron en derrochar talento. A viva voz pedimos temas como Las flores, El puñal, Ingrata y El baile de salón.
A diferencia del concierto ofrecido en marzo, en el teatro La Fiesta del Hotel Jaragua, el público cubano –al que se sumaron latinoamericanos que estudian el La Habana– demostró mayor entrega y pasión. El único aspecto negativo que puedo señalar fue la iluminación, que en el concierto de Santo Domingo fue un punto a favor. Hay que entender que eran dos escenarios distintos, y al aire libre son otras condiciones.
Aún así, la magia a la que se entregaron Quique, Meme, Joselo y Rubén fue un regalo de sus fans cubanos, que la banda supo apreciar y agradecer.
Sembraron un abrazo: