Rayuela, como una luna en el agua
diciembre 13, 2008 4 comentarios
A los 20 años leí la novela -experimental para su época- Rayuela, obra cumbre del argentino Julio Cortázar y un clásico de la literatura universal. Desde entonces nada volvió a ser igual. Recuerdo aquel verano en que iba a la costa y me sentaba a leer durante horas, loco porque pasaran los años para llegar al libro por otro de sus múltiples caminos y devorar sus capítulos «prescindibles».
Quiero volver a enamorarme de «La Maga», estremecerme otra vez con los capítulos 28 y 41… Es imperdonable no leer esta obra que trascendió todas las miopías y revolucionó la literatura escrita en lengua española. Un breve fragmento a continuación:
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar.
Hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre otras, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio.
Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí, como una luna en el agua.

P.S.: Hola, baby. Esa entrada es para ti. ¿Te suena ese juego del cíclope? Jejeje. (Te espero).
Este relato que no he leído de rayuela lo transportaría a tus ojos que me inspiran tantas cosas. Que belleza y además le gusta la literatura, lo dicho, tu mirada es la musa que inspira mis palabras y las que me callo por respeto de ser una desconocida.
No quisiera herir tu sensibilidad, pero ya tengo algunos años para poder decir lo que siento sin verguenzas.
desde luego el fragmento tiene más la calidad y la pasión del poema que la de la narrativa, por eso cortázar es quien es
Conocí a Julio una mañana de verano de 1984. Nunca antes lo había visto ni sabía mucho de él, salvo por un raro libro que llevaba el dibujo de un juego de niños en su portada y que había visto en la biblioteca de mi casa.
Me alegra ver una fotografía de Esmeralda Vientos aquí.