A La Habana


A LA HABANA

Amo el trono interior de tu nobleza
tus dunas y circunvalaciones
inútil creer que no me escuchas
cuando superas
los límites anónimos
y te posas medio imperceptible
en mi selva intemporal figurativa
ya sé
que vuelves derrotada
ya sé
que sueñas de rareza
hoy
orientaré mi brújula
hacia el desolado santuario
de tus cavilaciones.

(Adrian R. Morales – La Habana, 2000)

Esa boca

ESA BOCA

Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.

Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: « ¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo? » A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas. » En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. « ¿Y si me fuera cuando empieza ese número? » « Bueno », contestó el padre, « así, sí».

La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron -ahora sí- los payasos.

Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.

Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido, la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?»

Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.


P.S. 1.: Me pareció oportuno ilustrar este post con el cartel de Batman: The Dark Knight, un trágico ejemplo de esta conmiseración que siento por los payasos. (R.I.P. Heath Ledger)

P.S. 2.: Ese cuento de Mario Benedetti me trae gratos recuerdos de mis años de universidad, cuando fue objeto de estudio de la asignatura Redacción, Composición y Análisis de Textos, con la inigualable y sui generis profesora Evangelina Ortega. Recuerdo la sensación que me produjo al leerlo. No me ayudó en nada a superar la casi apatía que desde pequeño sentía por el circo. Sirvió más bien para incrementar mi lástima por los payasos, a quienes considero entre lo más triste de este mundo.

Sin embargo, de niño era fan de una serie checo-alemana que pasaban en la televisión cubana, «El payaso Ferdinando». El actor checo Jiri Vrstala, que le daba vida al payaso, era genial, desde mi perspectiva de infante. Gracias aquien se le ocurrió subir este fragmento en Youtube. Ojalá encontremos fragmentos más largos, o algún capítulo entero. Más información en el blog Muñequitos rusos.

Padre Nuestro

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.

A.m.é.n.

Las razones de Facebook

Son cada vez más los que prefieren Facebook por encima de las otras redes sociales online. Navegando por ahí me encontré con este escrito, una lista de 13 razones por las que tu cuenta puede ser eliminada. No sé hasta qué punto es del todo cierta, pero se las copio a continuación:

  1. No usar tu nombre real.
  2. Te unes a demasiados grupos.
  3. Escribes demasiados mensajes en el Wall (muro) de un usuario o en el de un grupo.
  4. Escribes en demasiados grupos o a demasiados usuarios.
  5. Agregas a mucha gente como amigo (el límite es 5,000)
  6. Tu escuela u organización no es real.
  7. Envías pokes (toques) a mucha gente.
  8. Por hacer publicidad de tu aplicación en los Walls.
  9. Usar texto duplicado en los mensajes.
  10. Por tener cuentas de personajes ficticios.
  11. Por tener menos de 18 años de edad.
  12. Por escribir contenido ofensivo.
  13. Por robar información de Facebook.

El escrito sugiere que en caso de que te hayan borrado la cuenta, puedes ponerte en contacto con los administradores de Facebook a través de estas direcciones: disabled@facebook.com, appeals@facebook.com o info@facebook.com.

Vestido de novia

Recuerdo el año 1994. A pesar de la aguda crisis económica que enfrentaba Cuba luego de la caída del campo socialista, la cultura seguía su curso, seguía imponiéndose, no se dejó de publicar libros, revistas, no se dejó de hacer música. Con suerte llegó a mis manos la antología poética De transparencia en transparencia (1993), que recopilaba parte del quehacer literario de un grupo de jóvenes. Entre ellos Norge Espinosa con su inquietante poema «Vestido de novia».

Ilustración de Gosha Gibek

Ilustración de Gosha Gibek

VESTIDO DE NOVIA

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,
contra el niño que escribe nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero.
(Federico García Lorca)

Con qué espejos
con qué ojos
va a mirarse este muchacho de manos azules.
Con qué sombrilla va a atreverse a cruzar el aguacero
y la senda del barco hacia la luna.

Cómo va a poder
Cómo va a poder así vestido de novia
si vacío de senos está su corazón si no tiene las uñas pintadas
si tiene sólo un abanico de libélulas.

Cómo va a poder abrir la puerta sin afectación
para saludar a la amiga que le esperó bajo el almendro
sin saber que el almendro raptó a su amiga le dejó solo.
Ay adónde va a ir así este muchacho
que se sienta a llorar entre las niñas que se confunde
adónde podrá ir así tan rubio y azul tan pálido
a contar los pájaros a pedir citas en teléfonos descompuestos
si tiene sólo una mitad de sí la otra mitad pertenece a la madre.

De quién a quién habrá robado ese gesto esa veleidad
esos párpados amarillos esa voz que alguna vez fue de las sirenas.
Quién le va a apagar la luz bajo la cama y le pintará los senos conque sueña
quién le pintará las alas a este mal ángel hecho para las burlas
si a sus alas las condenó el viento y gimen
quién quién le va a desvestir sobre qué hierba o pañuelo
para abofetearle el vientre para escupirle las piernas
a este muchacho de cabello crecido así vestido de novia.

Con qué espejos
con qué ojos
va a retocarse las pupilas este muchacho que alguna vez quiso llamarse Alicia
que se justifica y echa la culpa a las estrellas.

Con qué estrellas con qué astros podrá mañana adornarse los muslos
con qué alfileres se los va a sostener
con qué pluma va a escribir su confesión ay este muchacho
vestido de novia en la oscuridad es amargo y no quiere salir no se atreve
no sabe a cuál de sus musgos escapó la confianza
no sabe quién le acariciará desde algún otro parque
quién le va a dar un nombre
con el que pueda venir y acallar a las palomas
matarlas así que paguen sus insultos.

Con qué espejos con qué ojos
va a poder asustarse de sí mismo este muchacho
que no ha querido aprender ni un sólo silbido para las estudiantes
las estudiantes que ríen él no puede matarlas
así vestido de novia amordazado por los grillos
siempre del otro lado del puente siempre del otro lado del aguacero
siempre en un teléfono equivocado
no sabe el número tampoco él lo sabe.
Está perdido en un encaje y no tiene tijeras
así vestido de novia como en un pacto hacia el amanecer.

Con qué espejos
con qué ojos.

Norge Espinosa Mendoza. Poeta, dramaturgo y crítico cubano. Santa Clara, 22 de mayo de 1971. Graduado de la Escuela Nacional de Instructores de Arte con Título de Oro en 1992. Más datos del autor aquí.

Ese mismo año 94, y para estar a tono con este post, se estrenó en Cuba, en pleno Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana la película The Crying Game, del realizador irlandés Neil Jordan. Con las actuaciones estelares de Stephen Rea, Forest Whitaker, Jaye Davidson, Miranda Richardson, Adrian Dunbar, Jim Broadbent, Tony Slattery, Birdie Sweeney, el filme obtuvo un Oscar al mejor guión original, entre otros tantos reconocimientos.

Esta excelente película con sorprendentes cambios de guión y una interesante trama, que combina el terrorismo del IRA, la soledad y los inescrutables caminos del amor, es también recordada por su banda sonora. Los dejo con el tema principal, «The Crying Game», interpretado por Boy George y que alcanzó el puesto 22 en Gran Bretaña, el 15 en Estados Unidos y el número 1 en Canadá.

I know all there is to know about the crying game
Ive had my share of the crying game

First there are kisses, then there are sighs
And then before you know where you are
You´re sayin goodbye

One day soon I´m gonna tell the moon about the crying game
And if he knows maybe he´ll explain

Why there are heartaches, why there are tears
And what to do to stop feeling blue
When love disappears

Don´t want no more of the crying game…